«¡Quien propague el Rosario se salvará!»

Potencia del Rosario

Esta extraordinaria promesa está dirigida
¡a todos los que ayudan a difundir el Rosario!

¿De dónde viene esta promesa?

Fue dada por una Voz Celestial al Beato Bartolo Longo que fue salvado in extremis del Infierno… He aquí la historia de esta fabulosa promesa.

La trampa infernal

En Nápoles, en el siglo XIX, el joven Bartolo Longo era un brillante abogado muy admirado. Pero pronto, a pesar de su educación cristiana, cayó en una trampa aterradora. Fue atraído por un grupo de jóvenes que practicaban el espiritismo. Le atraen diciéndole que le «mostrarán un lugar donde se puede ver que Dios existe». Víctima de la mentira que mezcla lo verdadero con lo falso, pero también de su propio orgullo, Bartolo se ve arrastrado al libertinaje, a las mesas giratorias y a las misas satánicas. Esto desencadena una violenta rabia contra la Iglesia. En el curso de su iniciación en el ocultismo, tiene experiencias tan aterradoras que dañan su salud para siempre. Agotado, acosado por incesantes alucinaciones, siente que está a punto de caer en la locura…

Un poder superior

Pero un día, un acontecimiento radical aleja a Bartolo de las tinieblas: gracias a la ferviente oración de su madre y de uno de sus profesores, Bartolo, tras un año de dudas, ¡se confiesa! Cuando el cura ve llegar a este joven delgado y desaliñado, con aspecto de loco, no se tranquiliza y pide al sacristán que se quede cerca, por si acaso… Escucha la larga confesión de Bartolo, y le pide que vuelva tres días después para la absolución. Ante la enorme apuesta de una posible conversión, el sacerdote se apresura a pedir a las monjas vecinas que recen intensamente, y él mismo ayuna durante tres días.

Al tercer día, para la fiesta del Sagrado Corazón, Bartolo recibe la absolución y… ¡recupera la fe! Totalmente transformado en un instante, a partir de ahora estará tranquilo, en paz. El poder extremo del Sacramento de Reconciliación lo liberó del espíritu maligno que lo torturaba día y noche, y permitió que el Espíritu Santo ocupara su lugar…

Bartolo comenzó a rezar; se formó con el sacerdote y estudió a Santo Tomás de Aquino durante tres años. Entonces descubrió la belleza y la grandeza de la Virgen María en el plan de Dios. Se convirtió en un apóstol: recorría las calles de Nápoles con un gran rosario en la mano y entraba en los bares para hablar de Dios.

Quien difunde el Rosario se salva

Bartolo quiere reparar el daño que había hecho. Todavía está atormentado por la oscura experiencia que había tenido. Al pensar con demasiada frecuencia en su pecado, pasa del arrepentimiento al remordimiento y, poco a poco, le invade la desesperación, hasta que se ve tentado a suicidarse…
Un día, estando en las desoladas tierras cercanas a Pompeya, su desesperación es tan violenta que Bartolo clama a Dios con todas sus fuerzas… Y entonces escucha esta respuesta: «Quien propaga el Rosario se salva«. Inmediatamente una paz desconocida le inunda… A partir de ahora, todo se aclara: ¡dedicará su vida al Rosario!

Un apostolado radiante

Bartolo comenzó pacientemente a evangelizar esta pobre región, con poco éxito al principio porque los campesinos eran totalmente ignorantes. Visitó a los enfermos, hizo colocar una imagen de María en las casas y luego organizó una misión de oración y predicación de un mes de duración. Fue un primer éxito. Pero Bartolo siguió siendo muy humilde, porque sabía de dónde venía… Pidió permiso al obispo para construir un altar a María. El obispo viene a ver el lugar, observa la miseria de los campesinos y propone construir una iglesia en su lugar. Bartolo duda, por la envergadura del proyecto… Pero una señal del cielo le convence…

El milagro de Clorinda

La joven Clorinda tiene 12 años, es huérfana y sufre terribles y dolorosos ataques epilépticos. Su tía, Anna Maria Lucarella, la cuida como una madre, y ya la ha llevado a ver a los más grandes médicos de aquella época, incluso al médico del Rey de Italia y al Papa León XIII. Pero ninguno de ellos pudo curar a Clorinda. Los ataques se hicieron cada vez más frecuentes y peligrosos.
Un día, cuando Clorinda estaba en el peor momento, su tía se enteró del proyecto de Bartolo Longo de construir una iglesia dedicada a Nuestra Señora del Rosario. La esperanza nació en el corazón de Ana María y decidió: «Si la Reina del Rosario cura a Clorinda, recorreré todas las casas de Nápoles para construir su iglesia.» E inmediatamente comienza una novena a Nuestra Señora del Rosario.

Bartolo se entera de la tragedia de Clorinda y se une a su ferviente oración para pedir la recuperación de la muchacha. Y le pide a la Virgen María esta señal, para saber si debe construirle la iglesia.

En la mañana del noveno día, Clorinda se despierta y corre hacia su tía… Sabe en su interior que está curada. «¡Mamá, mamá, estoy curada, la Virgen me ha librado de mi enfermedad!«

 Su curación fue confirmada por los grandes médicos que había consultado anteriormente. ¡Bartolo había obtenido un signo extraordinario! ¡Y ahora sabe que el santuario que construirá para Nuestra Señora del Rosario en Pompeya será bendecido!

Cómo conseguir milagros

De hecho, el santuario, nada más construirse, estaba lleno. Y es difícil contar todas las gracias obtenidas… Una de estas gracias ha pasado a la posteridad, porque contiene una revelación de suma importancia.

Esta revelación fue hecha a Fortuna Agrelli, una mujer que estaba tan gravemente enferma que le quedaba poco tiempo de vida. Un día vio a la Virgen sobre su cama, bajo la apariencia de Nuestra Señora de Pompeya, sentada en su trono, con el Niño Jesús en su regazo y un rosario en la mano. Hija mía -dijo la Virgen-, ya que me has llamado con este título de Reina del Rosario, no puedo negarte el favor que me has pedido, pues este nombre me es más querido que todos los demás. Haz tres novenas más y lo obtendrás todo.

Un mes después, durante una segunda aparición, Fortuna escuchó estas palabras:
«Quien quiera pedirme gracias, que dedique tres novenas a rezar el rosario, y otras tres novenas en agradecimiento por la gracia recibida«.

Al final de las 6 novenas, ¡Fortuna estaba completamente curada!

En esta misma dinámica de Fe, te invitamos a rezar la novena de Pompeya por el mundo.
Te sugerimos que la introduzcas con esta breve oración:
«Señor, Dios todopoderoso, por esta novena te suplicamos que vengas en ayuda de nuestro mundo, por intercesión de la Virgen María. Confiamos en tu Misericordia y te damos las gracias«.